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El Catedrático


Hoy quiero contaros algo sobre mi novela “El catedrático”, que acaba de aparecer.

¿Cómo surgió la idea de escribirla?

Mi novela anterior, “La Hermandad Pitagórica”, representaba ser el manuscrito de un pitagórico del siglo IV antes de Jesucristo. En ella, este hombre nos contaba los primeros tiempos de esa curiosa comunidad que se dedicó, por razones de tipo religioso, al cultivo de la ciencia; y también, que todo hay que decirlo, a intervenir en política.


Él había comprado unas hojas de papiro de la mejor calidad, porque estaba obsesionado con la idea de lanzar su escrito hacia el futuro, como el que arroja al mar un mensaje en una botella. Quería dar a conocer la historia de la hermandad, tal como había sido el deseo del maestro Pitágoras, su fundador. Y tenía también la necesidad de comunicarse con gentes de otra época, pues se sentía incomprendido y poco valorado por sus contemporáneos, con los que pensaba que ya tenía pocas cosas en común.


Entonces, a mí se me ocurrió pensar cómo podría ser esa persona del futuro a la que él se dirige sin conocerla. Tal vez fuera un hombre de más o menos mi edad, tal vez la acción podría transcurrir a finales del siglo pasado, en España… Había que ponerle cara, crearlo a partir de esa primera intuición según la cual yo lo único que sabía era: que dicho personaje iba a leer lo que un pitagórico descreído había escrito más de mil años antes.


Y, más difícil todavía, me interesaba que, de algún modo, se pudiera establecer una comunicación entre ambos. ¿Sería eso posible? Había que intentarlo.


3, 2, 1, contacto.


Y aquí comienza mi nueva novela, “El catedrático”.


Nos encontramos a finales del siglo XX en la ciudad de Madrid.


Armando lleva ya un tiempo encerrado a cal y canto en su domicilio. Se encuentra inmerso en la traducción de un manuscrito en papiro recién descubierto. Este es un documento que los entendidos consideran de gran interés para nuestro conocimiento del pasado.


Pero las prisas por dar a conocer los resultados en un congreso, y el peso de algunos fantasmas de su propio pasado, le han provocado un alto grado de estrés. En su interés por comprender las motivaciones del personaje que redactó el manuscrito, Armando acaba identificándose peligrosamente con él, hasta el punto de descuidar sus necesidades más elementales.


Carmen, su novia, profesora interina de bachillerato y especializada, como él, en lenguas clásicas y papirología, acude a visitarlo al no tener noticias suyas desde hace tiempo. Al comprobar el estado de abandono en que se encuentra, decide sacarlo de allí como sea.


Algo sucede entonces que cambiará totalmente la vida de la chica. En pocos días, y de modo imprevisto, debe hacerse cargo del trabajo de Armando. También descubre con dolor que su novio no era la persona que ella creía que era. Comienza entonces una larga y penosa investigación por descubrir la verdad del pasado de Armando a través de las personas (sobre todo de una), que tuvieron algo que ver con él.


Su conciencia, con la que mantiene una extraña y a veces divertida relación, presiona a Carmen para que tome una decisión que podría resultar perjudicial para sus intereses. Y la toma. Eso la hará reflexionar acerca del pasado de su generación y la de sus padres, y el modo en que la guerra civil de mil novecientos treinta y seis acabó modelando la forma de ser y de sentir de muchos españoles.


Bueno, espero que os animéis a leerla y emitir posteriormente una valoración en el lugar en el que la habéis adquirido. Y a comentarla también en este blog, si es de vuestro agrado.


Dando click en el botón de arriba, podéis bajaros las primeras páginas de la novela para que podáis haceros una idea.






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