Javier Cercas, que ya conocíamos por Anatomía de un instante, sobre el golpe de Estado del 23F, y por Soldados de Salamina, llevada al cine, se atreve a escribir otra novela más sobre la guerra civil, El monarca de las sombras.
Esta es una novela interesante desde el punto de vista formal, casi podríamos decir una metanovela. En efecto en ella Javier Cercas, al mismo tiempo que nos va contando la vida de su tio abuelo Juan Mena y las dificultades que encuentra para ello por la falta de datos, reflexiona sobre las razones por las que no quería escribir ese libro sobre él pero al final lo escribe.
De este tio abuelo suyo al principio solo existe una especie de leyenda familiar y sobre todo la admiración que la madre de Cercas tenía por su tio y que le ha transmitido desde que era chico.
Él se resiste a contar la historia que como escritor sentía que tenía la obligación de escribir, sobre todo cuando sospecha que ese camino hacia Itaca acabará enfrentándolo con los Lestrigones y Cíclopes de su propia conciencia, que son los peores. Y ¿cuáles son esos monstruos? Resulta que tanto Juan Mena como el resto de su familia, del pueblo extremeño de Ibahernando, habían sido gente de derechas: “¿Debía hacerme cargo del pasado familiar que más me abochornaba y airearlo en un libro?” “[Juan Mena]… había peleado con las armas en la mano por una causa injusta, una causa que había provocado una guerra y una dictadura, muerte y destrucción…”. Eso es lo que echaba para atrás a nuestro autor. Pero ¿por qué ese hecho, - me pregunto- del que él no tiene ninguna culpa, es capaz de crearle esos problemas? Solo acierto a pensar que el auténtico motivo por el que inicialmente rechazaba escribir el libro, lo que realmente le creaba desazón es el tener que admitir que él, que tiene una imagen creada de persona de izquierdas, si lo escribía, habría de sacar a la luz una historia familiar de la que no se sentía nada orgulloso.
En cualquier caso creo que, sea cual sea la razón por la que al final se decide a escribir el libro que hoy os comento, Javier Cercas lleva a cabo un trabajo muy honesto. Eso es probablemente lo mejor que se puede decir en obras que, como ésta, tocan un tema en el que los españoles no solemos tener término medio. Aparte de que, como en libros anteriores, sabe dosificar la información y los efectos dramáticos para mantenernos siempre atentos e interesados en la lectura.