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La verdad sobre el caso Harry Quebert


El cadáver de una niña de 15 años, la cual había desaparecido 33 años atrás, es descubierto en el jardín de la casa de un famoso escritor, Harry Quebert. Entonces se reabre el caso y se acusa a éste de su muerte, entre otras cosas porque en el bolso de la chica, enterrado con ella, figura el manuscrito dedicado de la gran novela por la que Harry se había hecho famoso.


Su joven amigo Marcus Goldman ha ido a visitarlo para pedirle consejo como escritor. Ya hace más de un año del éxito arrollador de su primer libro y su editor no deja de presionarlo para que entregue una segunda obra a la que se había comprometido. Pero la inspiración no llega y él, olvidándose del libro, decide permanecer junto a su mentor y amigo para ayudarle a demostrar su inocencia.


Así es como Marcus, pese a la oposición del policía estatal encargado del caso, inicia su propia investigación.



Conforme avanza ésta, Joël Dicker, el autor, nos va introduciendo con maestría y claridad expositiva en el entorno de los personajes que tuvieron alguna relación con Nola Kellergan, la niña asesinada, y en el ambiente provinciano de la ciudad de Aurora. Las cosas se complican aún más cuando se descubre que el propio Harry estuvo profundamente enamorado de la chica.


Acosado por su editor, que ha olido las posibilidades del caso y aprovecha para involucrarlo en la escritura de esta prometedora historia de amor y muerte, el protagonista asiste a una serie de descubrimientos, a cual más sorprendente, que aparte de poner seriamente en peligro la amistad entre ambos escritores, mantienen al lector en tensión hasta el final.



Tengo que reconocer que la lectura de esta novela, tan premiada y traducida a diversos idiomas, me ha enganchado. Si nos olvidamos de la idea tan ingenua que algunos personajes tienen acerca de las relaciones sentimentales, que parece un poco fuera de nuestra época, y nos centramos en aquello que es exigible a una buena novela policíaca, entonces no hay ya obstáculo en disfrutar a tope de una inmejorable lectura de verano.


Mientras leía, me daba a veces la impresión de estar inmerso en el mundo de Twin Peaks, la serie televisiva, tan llena de personajes entrañables. Sin embargo aquí los personajes no desembocan en lo inverosímil y místico, cosa que por cierto nunca vi necesaria en aquella serie. Yo creo que la realidad es lo suficientemente complicada y rara sin necesidad de irse por el camino de las fantasías facilonas.


Lo dicho, La verdad del caso Harry Quebert cumple con creces las expectativas acerca de una buena novela policíaca.

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