Hay una serie de razones por las que recomendaría la lectura de esta novela de Ignacio Martínez de Pisón, con la que ganó el Premio Nacional de Narrativa 2015.
En primer lugar porque nos permite asomarnos a capítulos de nuestra historia poco conocidos por las jóvenes y no tan jóvenes generaciones, como el de los últimos momentos de España como potencia colonial en Marruecos. A partir del retrato psicológico y vital de una familia de clase media, Pisón nos sumerge con maestría en ese y otros acontecimientos históricos, así como en general en el modo de vida de la España de la segunda mitad del pasado siglo.
En segundo lugar porque su lectura nos pone en contacto, a través de la vida de alguno de sus personajes, con otra parte de nosotros mismos y de nuestra historia, cual es el de la convivencia entre la tradición judía y católica, aquí incluso en el seno de una misma familia y en un momento en el que muchos judíos están mirando a Israel como lugar de destino después del genocidio nazi. Pero, sobre todo, yo animaría a la lectura de esta novela aunque solo fuera por el mero hecho de disfrutar de una novela bien escrita. Su lenguaje es muy claro e inteligible, lo cual no quiere decir que no sea trabajado y se nota que es el resultado de un profundo conocimiento del idioma español y de sus reglas.
Lenguaje fluido que hace que fluyan, con la misma naturalidad, las situaciones y los personajes. Se cuenta el devenir de una familia a lo largo de la etapa indicada desde su inicio en Melilla y Tetuán, pasando por Málaga y Zaragoza, hasta cerrar de nuevo el círculo en Melilla. La historia de esta saga familiar es contada a través de diversos capítulos, cada uno de los cuales se corresponde con uno de los personajes.
Los que vivimos esa época podemos dar fe de lo semejantes que ellos son a los que nosotros conocimos, a nosotros mismos por entonces, por lo que no es extraño que esta novela remueva emociones y provoque la nostalgia; los que no la vivieron tienen la ocasión de conocer una época que, como suele suceder, puede decirles mucho sobre la suya propia.